París, 29 sep (EFE).- El modisto Jean Paul
Gaultier convirtió la pasarela en una pista de baile por la que
desfilaron sosias de iconos de los ochenta, como Madonna o Michael
Jackson, en un claro homenaje a la estética de estas estrellas.
El suelo de la pista estaba lleno de purpurina y
la bola de espejos reflejaba los haces de luz que recreaban la atmós
fera
disco cuando los éxitos de los ochenta empezaron a sonar.
Al fondo de la sala, un grupo de bailarines comenzó a moverse al ritmo de la melodía, con coreografías de la española Blanca Li.
Los primeros modelos eran trajes de chaqueta y
pantalón, masculinos, deconstruidos y de riguroso negro y hasta que no
apareció una modelo con el pelo corto teñido de rojo, el público no
reconoció el estilo de la cantautora escocesa Annie Lenox.
Ya lo pregonaba el comunicado entregado a los
asistentes: "los personajes y situaciones de este desfiles como son
puramente reales, cualquier parecido con personas o situaciones
existentes o que hayan existido no sería fortuita".
Le tocaría el turno a Madonna y a sus
transparencias con encaje negro, a las circunferencias que cubren el
pecho y a la rejilla, todo ello bajo la perspectiva de Jean Paul
Gaultier.
El color llegó de la mano de Boy George, cuyas
sosias portaban prendas ligeras estampadas con flores y chaquetas de
gasa con mangas kimono.
El creador francés fue recorriendo de esta forma
la manera de vestir y la personalidad de hitos como Mickael Jackson,
Jane Birkin o Abba, justificando esta elección artística en la
influencia que estas figuras han tenido en la moda y en su moda.
En el desfile no faltaron los pantalones de pata
de elefante ni las "paillettes" en colores fuertes, como fucsia y azul
eléctrico, tan propios de los años ochenta.
Las estrellas como figuras geométricas se
imprimieron en un mono, en un pantalón de tiro bajo y en un ecléctico
body con una manga y una pernera.
En el calzado, llamó la atención la altura de la plataforma y el tacón y destacaron unas sandalias romanas hasta la rodilla.
Si en la primera fila del desfile, unos imitadores
de la banda estadounidense Kiss observan la recreación de Gaultier, fue
sobre la pasarela cuando la verdadera Amanda Lear apareció.
La artista dio sus primeros pasos cantando y poco a
poco se fue quitando ropa. Primero fue la pelliza y después la falda,
para quedarse con un body fucsia.
El desfile de Gaultier fue en un espectáculo que terminó con un gimnasta que recorrió la mitad de la pasarela dando volteretas.
El público, que iba reaccionando a cada guiño,
recibió con un caluroso aplauso al creador que decidió saludar en
compañía de Amanda Lear. EFE
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